5 Hábitos de Personas con Hogares Ordenados 

Los espacios limpios y ordenados son encantadores, y hay quienes tienen un don natural para mantener sus casas siempre listas para recibir visitas. Hay gente con casas siempre ordenadas, que no se convierten en un caos desordenado, cuyos fregaderos siempre están vacíos, cuyas mesas nunca están abarrotadas de cosas y cuyos dormitorios principales parecen habitaciones de hotel. Como es de suponer, parte de ello se debe a la rigidez de las rutinas que algunos simplemente no tienen. Parte de ello tiene que ver con la frecuencia con la que las personas están en casa y cuánto se usa realmente. Sin embargo, dejando eso de lado, hemos descubierto algunos «secretos», mentalidades y hábitos de personas ordenadas.

hogar en miniatura

Hábitos de Personas Ordenadas

1. Las personas desordenadas consideran la limpieza como una tarea aparte, mientras que las personas ordenadas lo ven como parte inherente de cada actividad.

Aunque es en gran parte inconsciente, todos tenemos maneras de pensar en la finalización de cualquier actividad, desde el primer paso hasta el último. Tomemos como ejemplo comer, para una persona naturalmente desordenada, «comer» comienza con la preparación de la comida y termina con el último bocado. Limpiar no es una parte inherente del proceso de comer; se considera algo separado, una actividad con su propio principio y fin, su propio tiempo, su propio gasto de energía, etc.

Para una persona naturalmente ordenada, sin embargo, comer significa preparar la comida, comerla y luego limpiar cualquier desorden, ese es el ciclo completo de comer. Cuando consideras la limpieza como parte del proceso de comer, comer no «termina» hasta que se termina de lavar los platos y la cocina está limpia. Sin limpiar, comer simplemente está incompleto. Esto suena obvio para algunos, pero para otros es un cambio de mentalidad que les puede cambiar la vida.

2. Las personas desordenadas tienden a sobreestimar el tiempo que lleva la limpieza, por el contrario las personas ordenadas no.

Por ejemplo, si sueles posponer vaciar el lavavajillas porque te parece una tarea enorme y pensar en tener meter todos esos platos en tantos gabinete diferentes es algo que te lleva bastante tiempo, tu cerebro lo etiqueta como una «tarea importante» y, por lo tanto, algo para lo que necesitaba tiempo.

Pero si te fijas en el tiempo que tardas en hacerlo, te sorprenderá de que tarda menos de 3 minutos, una fracción del tiempo que tu cerebro le había asignado. Las personas ordenadas no posponen las pequeñas tareas de limpieza porque saben que solo toman un par de minutos. Las personas desordenadas pueden usar temporizadores para determinar cuáles son, y sorprendentemente, la mayoría de las tareas no duran tanto como uno cree.

3. Las personas desordenadas piensan que la limpieza es todo o nada, pero las personas ordenadas dedican pequeños periodos de tiempo al mantenimiento minucioso.

Una persona desordenada mete algo en el microondas dos minutos y luego se distrae o se queda mirándolo fijamente mientras se cocina. Una persona ordenada mete algo en el microondas y luego usa esos dos minutos para limpiar la encimera, vaciar el lavavajillas o barrer el suelo de la cocina. También doblan la ropa mientras ven un programa y la guardan durante una pausa comercial. Ellos aprovechan pequeños momentos para realizar tareas pequeñas de limpieza, que en conjunto ayudan a mantener un espacio limpio y ordenado sin tener que dedicarle mucho tiempo a organizar o limpiar.

Las personas más desordenadas tienden a pasar por alto pequeños desastres esporádicos, por lo que se acumulan hasta que de repente se convierte en un desastre abrumador. Es útil no pensar en la limpieza y el orden como una gran tarea que se hace o no se hace, sino como un conjunto de tareas pequeñas que se pueden hacer en cualquier momento. Con el tiempo, usar pequeños momentos para la mini-limpieza se convierte en un hábito.

4. Las personas desordenadas dejan las cosas en su sitio, mientras que las personas ordenadas las guardan.

Si una persona ordenada hornea, saca un ingrediente, mide lo que necesita y lo vuelve a colocar donde lo encontró. Lo hace siempre, así que cuando mete el producto horneado en el horno, solo queda lavar los platos usados en la preparación (lo cual, por supuesto, se considera parte inherente de la tarea de hornear). Y esto no solo ocurre en la cocina. Hacen lo mismo con sus artículos del baño, con su ropa al elegir un conjunto, etc. Todo se guarda en su sitio en vez de dejarlo, lo que evita el desorden desde el principio.

Si una persona desordenada está horneando, saca un ingrediente, mide lo que necesita y lo coloca en la encimera. Una vez que el producto horneado se mete en el horno, hay una encimera llena de ingredientes y platos sucios que limpiar. Y como «limpiar» se considera una tarea aparte, se requiere una mayor concentración de energía y un mayor compromiso de tiempo, lo que aumenta la probabilidad de procrastinar. La clave aquí es reconocer que guardar las cosas en su sitio no toma más tiempo que dejarlas en su sitio, pero ahorra mucho tiempo y trabajo después.

5. Las personas desordenadas tienen más cosas que lugares, pero las personas ordenadas tienen más lugares que cosas.

«Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar» es un mantra que las personas ordenadas siguen religiosamente. Si una persona ordenada no tiene un lugar para algo, lo encuentra o lo crea deshaciéndose de algo. Si una persona desordenada no tiene un lugar para algo, lo deja en una mesa, encimera, entrada o cualquier otro lugar por un tiempo indeterminado, a menudo pasando de una superficie a otra antes de ser finalmente guardado en un cajón o armario para ocuparse más tarde.

Parte de vivir como una persona ordenada es ser honesto contigo mismo sobre el espacio que tienes y aceptar que cuando una cosa entra, otra debe salir. Las personas desordenadas casi siempre tienen demasiadas cosas para su espacio y, por lo tanto, no tienen suficiente espacio para guardarlas. (Esto es cierto independientemente del tamaño de tu casa, lo siento). Las personas ordenadas mantienen las cosas al mínimo para que cada cosa tenga su propio lugar. Botar regularmente el exceso de cosas y no guardarlas «por si acaso» es una clave importante para mantenerse limpio y ordenado. Estas mentalidades y hábitos de personas ordenadas son intuitivos para algunos, pero también se pueden aprender.

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